
Por Carlos A. Sourdis Pinedo
A pesar de estar aún en fase de construcción y de no haber sido diseñado para más de 949 espectadores, la noche del 7 de mayo de 1976 más de 7.000 personas de esta capital y provenientes de otras ciudades del país y del mundo pretendieron poner a prueba la estructura del Teatro Municipal ‘Amira De la Rosa’.
Aproximadamente unas 3.000 consiguieron entrar.
Una inauguración abrupta pero espontánea para un escenario donde aquella noche, en esa fecha, se produjo lo que muchos recuerdan nostálgicamente como uno de los acontecimientos musicales más progresivos, originales, experimentales e irrepetibles que se hayan realizado en esta ciudad y en la Cuenca del Caribe.
El proyecto ‘Sinfonía Latina’ fue una llamativa fusión de rock, música clásica, reggae, salsa, jazz y aires mediterráneos en general, con algo de poesía y letras en español, que forma parte imborrable de la ‘avant-garde’ o vanguardia local del movimiento contracultural propio de aquella década.
Este ‘supershow’ (según lo define la entrada para ‘Sinfonía Latina’ que se halla en Wikipedia, curiosamente sólo en inglés) fue fruto del trabajo de 9 meses de preparación.
Creado y dirigido por un chico de 17 años con melena y gafas ‘John Lennon’, que es actualmente el pianista, compositor y conductor de orquesta barranquillero de 63 años Roberto McCausland Dieppa, reconocido a nivel mundial bajo el nombre artístico de ‘Dieppa’.
En aquellos tiempos, McCausland tocaba con la banda de Rock de los hermanos Mancini, quienes junto con Concha e’ Coco, Los Colores del Tiempo, la Daccarett Blues Band y otras pocas agrupaciones conformaron la vanguardia rockera de Baranquilla entre los años ‘60 y ‘70’s.
Su fulgurante carrera le ha llevado a escenarios y estudios en Berna, Madrid, Viena, Sydney, Melbourne, Nueva Delhi, Roma, Londres, San Francisco, Washington, Paris, Varsovia y Cleveland, entre otras ciudades.
Se destaca su desempeño durante una presentación en el Carnegie Weill Hall de Nueva York, donde “fue solicitado por el público ocho veces de vuelta al escenario”. La lista de premios, menciones honoríficas y distinciones que ha recibido alrededor del planeta por sus interpretaciones, conducciones o grabaciones es interminable.
Sus originales abordajes de la música de compositores húngaros como Belá Bartók y Franz Liszt han hecho que el Ministerio de Cultura de Hungría le otorgue el premio ‘Pro-Arte Hungarica’.
McCausland goza además de lo que se conoce como ‘oído absoluto’ u ‘oído perfecto’: la posibilidad de identificar cualquier nota de cualquier instrumento sin la ayuda de un contexto de referencia. Se calcula que solamente una de cada diez mil personas nace con esta facultad.
Regresa a Barranquilla
Pues bien, este connotado artista ha decidido bautizar ‘Sinfonía Latina’ a su nuevo emprendimiento, mediante el cual pretende no sólo rendir homenaje a su pasado y su terruño sino tener un gesto enriquecedor de agradecimiento y generosidad hacia esta ciudad y hacia la Región Caribe Colombiana. Al fin y al cabo, de esta región ha extraído buena parte del bagaje creativo que caracteriza el sello musical por el que ahora goza del aplauso y el prestigio internacional.
Pero esta vez no se trata de un “Supershow” (aunque no se descarta que también los haya, en plural) sino de un ambicioso proyecto académico cultural.
Consiste en una Residencia Artística de carácter permanente, totalmente abierta e incluyente, para personas –especialmente jóvenes y niños, sin dejar por fuera a nadie– que quieran desarrollar sus talentos, no sólo musicales.
Ya tiene a su favor el músculo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el apoyo de centros educativos como la Universidad del Norte, la Universidad Reformada, la Universidad Simón Bolívar, la Universidad del Atlántico, entre otras, y de Fundaciones como la ‘Puerto Colombia’ y la ‘Santo Domingo’.
McCausland Dieppa subraya el carácter popular y accesible, libre de cualquier rasgo elitista, que debe ser una de las características de esta iniciativa, y cita una frase en inglés popular en los Estados Unidos, que él mismo sugiere como lema o eslogan del proyecto: “Music and the arts for social equality” (“Música y artes para la igualdad social”).
“Eso es lo que queremos hacer: darle oportunidades a los que quieren desarrollarse, y a los que simplemente quieren tocar, también. Darle oportunidad a todo el mundo por medio de las artes”. En este sentido, además del “área académica”, lo que busca con su idea Roberto McCausland Dieppa es que haya también un fuerte componente social, que trascienda las clases o estratos sociales, libre de discriminación y de prejuicios.
En este orden de ideas, considera que resulta clave la colaboración de las casas de cultura de todos los departamentos del Litoral Atlántico, incluyendo, obviamente, al Archipiélago de San Andrés y Providencia.
El proyecto prevé la entrega gratuita de instrumentos, programas de sensibilización educativos sobre la importancia del aprendizaje musical. “Ya sea música clásica, música folclórica, reguetón, champeta, salsa… Lo que cada uno escoja dentro de las artes”.
A este respecto, explica que el programa también tiene previsto brindar apoyo a quienes se inclinan hacia las artes plásticas, poéticas, pictóricas, escénicas. “La inclusión es fundamental para obtener los resultados que esperamos”.
Roberto McCausland está seguro de que Barranquilla se encuentra en una cúspide creativa, un modelo latinoamericano gracias a sus ventajas geográficas, con “entusiasmo interno y con apetito de desarrollarse”, factores que en su opinión resultan apropiados para poner en marcha iniciativas como la que pretende aportarle no sólo a la ciudad sino a toda la Región Caribe de Colombia.
Fundación Puerto Colombia: importante apoyo local
El creador de esta iniciativa también explicó que se ha escogido como aliado estratégico a la Fundación Puerto Colombia “por su compromiso con la Cultura, con la Educación y con la Igualdad Social, y su fomento a la lectura, a las artes musicales a nivel local”.
En este sentido, demostró su abierto apoyo también a que en este municipio, Puerto Colombia, se rinda un homenaje a ese eje de progreso que fue el Muelle de la población, punto estratégico de entrada de componentes culturales que enriquecieron la vida cultural y artística de Barranquilla y, a la larga, según lo confirman varios historiadores, contribuyó enormemente a la “entrada de la modernidad” al subcontinente Suramericano.
Pone de relieve cómo esta “entrada de la modernidad” no apagó de ningún modo las manifestaciones artísticas locales sino que interactuó con ellas y se enriqueció del proceso de intercambio, propiciando un sincretismo cultural que se ha hecho patente en eventos tales como el Supershow ‘Sinfonía Latina’ y muchas otras formas de fusión entre aportes artísticos provenientes de los puntos más inesperados del planeta.
Mencionó el Carnaval de Barranquilla como un ejemplo clásico de este sincretismo y este proceso de adaptación intercultural que, según él, no es fácil hallar en otros puntos geográficos de América Latina en general.
También reflexionó: “La Barranquilla en la que yo crecí ya no existe. Tenemos que darle la oportunidad a otras personas, que puedan tener todas las ventajas que nosotros tuvimos; la oportunidad de que florezcan, de que la juventud progrese y pueda vivir de su vocación artística y su actividad cultural”.
Que esto sea totalmente abierto
Por su parte, Mauricio Cherkes, amigo de McCausland y productor general del proyecto, subrayó la importancia de que él tenga en cuenta a toda la Región Caribe y no solamente a Barranquilla, ni al Departamento del Atlántico.
“Con este fin, hemos invitado a participar a todas las universidades de la región, tanto las públicas como las privadas”.
Indicó que esta alianza resulta estratégica para que quienes se beneficien a nivel de aprendizaje o a nivel académico de esta iniciativa, también puedan hacerlo económica, financiera y profesionalmente. “No se trata tan sólo de brindarles la posibilidad de tocar un instrumento o dominar alguna técnica artística, sino de que esto se convierta en una herramienta de crecimiento personal y en un medio respetable y digno de obtener el sustento, de vivir”.
En este sentido, delineó las etapas del proyecto ‘Sinfonía Latina”. Indicó que el fortalecimiento educativo debe ir aparejado a un mejoramiento social, y prevé la generación de oportunidades que permitan “alejar a los niños y a los jóvenes de los peligros que pueden hallar en la calle. Y estoy hablando de todos los niños y todos los jóvenes, de todos los estratos sociales de la región”.
También se trata de cerrar alianzas con todas las casas de cultura municipales de los departamentos del Caribe Colombiano para que los talentos que permanecen menospreciados o desapercibidos sean rescatados, puestos en valor, desarrollados y dotados de las herramientas para que lo que aprendan les sirva como medio de vida.
“Esto es un proyecto macro, a 10 años, para el cual esperamos el apoyo de los grandes maestros, de las universidades, de programas como ‘Batuta’, de la Universidad Reformada, la Universidad del Norte, por mencionar sólo algunas”.
Concluyó asegurando que está convencido de que este programa es pionero en cuanto al hecho de que los niños, los jóvenes, salgan de una universidad teniendo empleo directo. “El fin que se persigue es que es cada persona beneficiada mediante este programa se convierta en autosuficiente”.
LA OLA CARIBE aplaude esta maravillosa iniciativa del barranquillerísimo Roberto McCausland Dieppa, que solo nace de un alma llena de bondad, que ha recibido tanta gloria no para quedarse con ella sino para repartirla a sus coterráneos que lo necesitan.
Un genio que lo quiere dar todo, y en vida!